Hablando en un tráiler previo a su entrevista con CBS Sunday Morning, Kesha se sinceró sobre el trastorno alimentario que la obligó a ingresar en rehabilitación en 2014. «Sabía que tenía que hacerlo porque me odiaba mucho a mí misma», confesó. Más detalles sobre el desorden alimenticio de Kesha se revelarán este fin de semana, cuando se transmita la cruda entrevista.
Esta no es la primera vez que la cantante ha hablado sobre su larga batalla con esta condición. «Realmente pensaba que no debía comer comida. Y luego, si alguna vez lo hacía, me sentía muy avergonzada, y me hacía vomitar porque pensaba, ‘Oh, Dios mío, no puedo creer que realmente haya hecho algo tan horrible. Estoy tan avergonzada mí misma porque no merezco comer comida’», explicó a Rolling Stone el año pasado.
La intérprete de Tik Tok también admitió que en su problema con la comida empeoró a medida que se hizo más famosa. «Me estaba muriendo de hambre poco a poco, lentamente. Cuanto peor y más enferma estaba, más gente me decía que me veía bien», recordó. «Me decían, ‘¡Dios mío, sigue haciendo lo que sea que estés haciendo! Te ves tan hermosa, tan impresionante ‘».
Kesha reveló que después de tocar fondo, supo que necesitaba buscar ayuda profesional para reparar su destructiva relación con la comida. «Recuerdo llorarle a un carbohidrato y pensar que no podía comerlo. ‘Me va a engordar, y estoy gorda, no puedo ser cantante porque las estrellas del pop no pueden comer—no pueden estar gordas ‘», dijo, recordando sus pensamientos la primera vez que se reunión con un especialista.
A pesar de su desafortunada lucha contra la bulimia, Kesha reveló que algo bueno resultó de ese tiempo oscuro en su vida: su álbum Rainbow. El disco, lanzado en agosto del año pasado, fue un punto de inflexión para el cantante porque la hizo sentir que finalmente había recuperado su vida.
