En la tarde del pasado viernes 9 de agosto, Juliana Chiumento tenía un vuelo programado en el mismo avión de la tragedia aérea que sacudió Vinhedo, en el interior de São Paulo. La doctora debía embarcar en el vuelo 2283, que partió de Cascavel, en el oeste de Paraná, y se estrelló, provocando la muerte de las 62 personas a bordo, entre ellas cuatro miembros de la tripulación. Sin embargo, una petición de su padre, Altermir Chiumento, cambió su destino y le salvó la vida.
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Altermir envió un mensaje de audio a su hija, pidiéndole que pospusiera su viaje. “Hija, si puedes ir el sábado, vete el sábado por la mañana. Mejor, ve más tranquila, en paz. Llega tarde, descansa, mira si puedes reservar para el sábado”, decía el mensaje.
Juliana, sensible a la petición de su padre, decidió cambiar su billete para el día siguiente. Su cambio de planes, motivado por el deseo de evitar un viaje apresurado y potencialmente estresante, resultó ser la salvación de su vida.
“Mi mundo se vino abajo cuando me enteré del accidente de avión. Al principio pensamos que eran noticias falsas, un engaño o algo así, pero luego empezaron a llegar las noticias. Dios mío, fue muy emotivo y desesperante. Mi hermano empezó a llamarme y le dije que estaba bien, y él vino a casa y me abrazó. Eso es lo importante, abrazar siempre a la gente que quieres y decir siempre ‘te amo, porque nunca sabes cuándo va a ser la última vez”, declaró en una entrevista a Record News.