Bibi Nazdana, una joven afgana, consiguió el divorcio tras dos años de batalla legal, liberándose así de un matrimonio forzado. Sin embargo, su victoria fue anulada por un tribunal talibán, que revocó la decisión basándose en una interpretación estricta de la sharia.
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Nazdana había luchado contra el hombre con el que estaba prometida desde los siete años, Hekmatullah, que impugnó la decisión de divorcio. Tras la toma del poder por los talibanes, Hekmatullah recurrió a los tribunales y, aun sin la presencia de Nazdana, el tribunal falló a su favor.
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Los talibanes, que retomaron el control de Afganistán hace tres años, prometieron revisar los casos judiciales. Desde entonces, muchos divorcios, como el de Nazdana, han sido invalidados. El portavoz del Tribunal Supremo de Afganistán, Abdulwahid Haqani, confirmó la anulación, alegando que la separación era contraria a las normas del matrimonio.
Además de anular decisiones, los talibanes retiraron a los jueces del sistema y declararon a las mujeres no aptas para trabajar en la judicatura. Fawzia Amini, ex juez, criticó esta medida y la anulación de veredictos, afirmando que las decisiones judiciales no pueden modificarse simplemente por cambios de régimen.
La chica y su hermano, Shams, que intentaron recurrir ante el tribunal, viven ahora en la incertidumbre. La situación pone de manifiesto la precariedad de los derechos de las mujeres en Afganistán bajo el régimen talibán.