La visita de la perra Preta fue decisiva para la recuperación de Valdir Zabel, de 73 años. El reencuentro se hizo esperar: tras 15 días en el hospital, Valdir no paraba de hablar de su amiga. En casa, Preta también echaba de menos a su tutor, comía poco y parecía triste.
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Al darse cuenta de lo mucho que el encuentro entre los dos podría beneficiar a la paciente, la psicóloga del hospital sugirió la visita, que trajo nueva energía al Sr. Valdir. Con lágrimas en los ojos, abrazó a la perra, que no paraba de mover la cola: “Ay, mi Preta, te he echado tanto de menos”, dijo emocionado.
Durante su estancia en el hospital, Valdir preguntaba constantemente por Preta, mientras que la perra, en casa, se mostraba triste por la ausencia de su guardián. “¿Cómo está mi Preta?”, preguntaba a menudo.
La psicóloga Lucimara, consciente del impacto emocional de la hospitalización en el Sr. Valdir, organizó la reunión. El plan se hizo en secreto, y él sólo se enteró de la visita poco antes. “Me dijeron que tendría una sorpresa el fin de semana, pero no me dijeron de qué se trataba”, recordó el Sr. Valdir. Cuando vio a Preta, no pudo contener las lágrimas y la abrazó en su regazo, donde la perra le correspondió con muchos lametones. “Vino directo hacia mí, saltó sobre mi regazo y me besó por todas partes”, dijo.
Para la esposa de Valdir, la Sra. Elzira, el momento fue esencial para su recuperación. “Sólo hablaba de ella, la echaba mucho de menos”, afirmó.
Preta y Valdir son realmente inseparables. Incluso le acompaña a la iglesia. “Se tumba delante de la iglesia hasta que termina el oficio y luego viene a casa conmigo”, concluyó el anciano.