Un obrero que trabajaba en la reconstrucción de un instituto afectado por las mortíferas inundaciones en la región española de Valencia murió el domingo 24 de noviembre tras derrumbarse parte del tejado, anunciaron las autoridades.
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La víctima, de 51 años, falleció durante ‘los trabajos que se estaban realizando en este instituto’, situado en Massanassa, localidad de 9.000 habitantes de la periferia de Valencia, indicó Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la región.
En el accidente, que tuvo lugar hacia el mediodía del domingo, resultó herido otro hombre, de 35 años, que fue trasladado al hospital, añadió Bernabé, que se desplazó al lugar de los hechos acompañada por miembros de la policía científica.
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Según el presidente de la Comunidad Valenciana, el conservador Carlos Mazón, que convocó una reunión de urgencia en la sede del Ejecutivo regional, la víctima y su compañero herido trabajaban para la empresa de obras públicas Tragsa.
“El objetivo es analizar lo que ha podido ocurrir y hacer todo lo posible para que este tipo de accidentes «no se vuelvan a repetir”, explicó Mazón, en el centro de las críticas desde finales de octubre por su caótica gestión de las inundaciones y sus consecuencias.
Varios militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que interviene en casos de catástrofes naturales, se encontraban en el edificio cuando se derrumbó el tejado, según las autoridades, pero lograron salir ilesos.
– 200.000 toneladas de lodo y escombros.
El jefe del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, expresó su ‘afecto y solidaridad’ con la familia, amigos y compañeros del trabajador fallecido en un mensaje publicado en la red X.
“Quiero agradecer y reconocer la labor de todos aquellos que se han dedicado sin descanso a las tareas de recuperación. Su dedicación y compromiso son el mejor ejemplo de servicio público”, añadió.
El colegio donde se produjo el accidente, llamado Lluís Vives, es, según la prensa española, uno de los centros más afectados por las inundaciones del 29 de octubre en el sureste de España, que dejaron al menos 228 muertos, 221 de ellos sólo en la Comunidad Valenciana.
Según el director del colegio, Salvador Crespo, citado por la prensa, una veintena de vehículos se estrellaron contra el edificio la noche de la riada, arrastrados por la corriente. Como consecuencia, las autoridades habían prohibido la reapertura de la escuela, que se encontraba en un estado muy frágil.
Esta nueva tragedia se produce mientras continúan los trabajos de limpieza y reconstrucción de las infraestructuras destruidas por las inundaciones en la Comunidad Valenciana, donde siguen movilizados 8.500 militares y 9.700 miembros de las fuerzas del orden.
Los servicios estatales y autonómicos han retirado unas 200.000 toneladas de lodo y escombros desde finales de octubre, según las autoridades valencianas. Más de 110 edificios dañados por el mal tiempo ya han sido sometidos a obras de consolidación.