Durante décadas, los médicos han introducido marcapasos, sistemas de derivación e implantes de cadera en el cuerpo de sus pacientes.
++ ¿Cómo lidiar con las rabietas de los niños? 8 consejos para ayudar a los padres
Pero a una mujer de Tehachapi, California, le han colocado implantes de muy distinta índole.
++ Familia Real: descubre las normas que siguen los hijos de la realeza
Con un total de 52 implantes en su cuerpo, Anastasia Synn ostenta el título récord de mayor número de implantes tecnológicos en el cuerpo (femenino).
Entre los implantes de Anastasia se encuentra el mayor imán jamás implantado en una persona, así como un imán transmisor de sonido implantado en el tragus de su oreja.
Aproximadamente la mitad de los implantes de Anastasia son microchips que ella programa para aumentar sus sentidos y habilidades, como abrir cerraduras y encender ordenadores.
A Anastasia le atrajo la idea porque le gustaba la novedad de poder programar chips con su teléfono.
“Mi hija me preguntó si podía implantarse un microchip para desbloquear el ordenador como una chica gamer que veía en Internet, y yo le dije: ‘No, será mejor que me dejes hacerlo a mí primero para asegurarme de que es seguro’”, explicó.
Cada una de sus modificaciones fue realizada quirúrgicamente por una enfermera y un cirujano ‘clandestino’.
Aproximadamente la mitad de los implantes de Anastasia se insertaron con una aguja hipodérmica gruesa y un émbolo.
El resto se insertaron con un bisturí y después se cosió la piel.
“Me puse bastantes yo misma y tuve a una amiga que me ayudó con los que no podía hacer sola”, dijo.
Una vez implantados, hay que vigilarlos para asegurarse de que no se degradan ni se rompen de ninguna manera, y si lo hacen tienen que salir.
De hecho, Anastasia dice que ha tenido que sustituir bastantes de sus implantes a lo largo de los años por esta misma razón.
Los implantes de Anastasia la vuelven magnética.
Dice que su mano izquierda le proporciona un sexto sentido y que puede sentir los cables que hay detrás de una pared y saber si un transformador o una caja de electricidad está recibiendo corriente.
“Puedo decirte si tu microondas emite demasiada radiación. Mi mano vibra”, Afirmó.
“Los implantes también me permiten convertir la mano en un altavoz”.
Anastasia también tiene imanes en las orejas que funcionan del mismo modo.
Puede oír dentro de su cabeza con un cable de cobre, un receptor Bluetooth y los imanes implantados en sus propios oídos.
Sus implantes también le permiten hacer trucos de magia y recordar cosas como sus pasatiempos favoritos y a su difunto marido.
“El chip que tengo sobre el corazón cuando lo escaneo reproduce nuestra boda”, agregó Anastasia.
“El que tengo en la muñeca izquierda llama al teléfono de mi hija y el de la derecha al de mi marido”.
Aunque Anastasia está contenta con su decisión de convertirse en un ciborg humano, sus implantes le plantean algunos retos.
Anastasia no puede hacerse una resonancia magnética y se enfrenta a otros obstáculos, como tener que quitarse e inspeccionar sus implantes de vez en cuando, debido a sus revestimientos experimentales.
La degradación de los revestimientos de los implantes puede exponer a Anastasia a los elementos tóxicos de los circuitos impresos, los cables de cobre y el neodimio.
“Si descubro que tengo algún tipo de enfermedad que requiera resonancias magnéticas periódicas, sin duda me quitarían todos los implantes”, afirmó.
“Me partiría el corazón, porque ahora los siento como parte de mí”.
Anastasia dice que tener una mano magnética es algo natural y que nunca tiene que preocuparse por recoger horquillas o imperdibles del suelo.
Anastasia también aprecia poder abrir automáticamente la puerta de su casa y disfruta tanto sintiendo los campos magnéticos.
“Además, es muy raro mostrar a la gente cómo puedo convertir mi mano en un altavoz”, confirmó.
“Tuve un ordenador en la pierna en el que la gente podía conectarse y chatear en una interfaz de chat abierta. Pero se sobrecalentó, se rompió y tuve que quitármelo”.