Aunque Donald Trump aún no ha retomado oficialmente la presidencia de Estados Unidos, ya está generando un impacto significativo en el escenario internacional, reavivando las tensiones diplomáticas y las posturas políticas.
Como exmandatario que retorna para un mandato no consecutivo, Trump es una figura familiar para los líderes mundiales. Incluso su estilo impredecible ha adquirido un carácter casi predecible. Sin embargo, ha dejado claro que todavía puede desconcertar con declaraciones inesperadas, algo que incomoda a sus aliados y deleita a sus seguidores, quienes consideran que su enfoque directo puede generar resultados efectivos.
Bromas y presión: el estilo característico de Trump
En una de sus recientes declaraciones, Trump bromeó acerca de Canadá, un aliado histórico y miembro de la OTAN, sugiriendo que el país podría convertirse en el 51.º estado de Estados Unidos o enfrentarse a nuevas tarifas comerciales, un método de presión que aplica tanto a amigos como a adversarios.
Consultado sobre la seriedad de estas amenazas, Mike Waltz, el nuevo asesor de seguridad nacional de Trump, declaró en una entrevista con ABC News: “Lo que se toma muy en serio son las amenazas contra nosotros”. Waltz destacó preocupaciones como la influencia china en el Canal de Panamá y el avance ruso en el Ártico, subrayando que Trump siempre mantendrá “todas las opciones sobre la mesa”, en contraste con el enfoque del presidente saliente Joe Biden.
El legado de “Estados Unidos está de vuelta”
Al asumir la presidencia en 2020, Joe Biden proclamó que “Estados Unidos está de vuelta”, una declaración que marcó su intención de restaurar el liderazgo global del país. En su reciente discurso de despedida en el Departamento de Estado, reafirmó que su gestión dejó a Estados Unidos más fuerte frente a sus competidores.
Antony Blinken, secretario de Estado de Biden, destacó el papel de la administración en la reconstrucción de alianzas, calificándolas de “cruciales para marcar la diferencia”.
Sin embargo, analistas como Robert Benson, del progresista Center for American Progress, reconocen que Trump acertó al señalar las amenazas de una Rusia revanchista y una China expansionista, pero cuestionan su estrategia: “Presionó a nuestros aliados, especialmente a los europeos, para que se distanciaran de Estados Unidos”.
Movimientos anticipados y desafíos en política exterior
Trump ha roto con las normas tradicionales de transición presidencial, tomando decisiones políticas incluso antes de asumir el cargo. Un ejemplo inédito fue la reunión del emir de Catar, mediador clave en el conflicto de Gaza, con representantes tanto de la administración saliente de Biden como del equipo entrante de Trump.
Pese a su estilo poco convencional y su retórica directa, también hay indicios de que Trump podría adoptar un enfoque más tradicional en ciertos aspectos. Waltz, veterano de Afganistán, y Marco Rubio, nominado como secretario de Estado, representan una línea conservadora tradicional dentro del Partido Republicano, centrada en la seguridad y una postura más dura contra los gobiernos de izquierda en América Latina.
La guerra en Ucrania: una prioridad en disputa
Durante su campaña, Trump afirmó que podría resolver la guerra en Ucrania en un solo día, insinuando que aprovecharía la ayuda estadounidense como herramienta para forzar concesiones territoriales por parte de Kiev. No obstante, ha designado al respetado teniente general retirado Keith Kellogg como enviado especial para Ucrania, y Waltz ha expresado inicialmente la intención de fortalecer la posición negociadora de Ucrania.
Waltz señaló que la mera presencia de Trump en el escenario global es una oportunidad para revitalizar las negociaciones en un conflicto estancado que está agotando recursos y vidas al estilo de la Primera Guerra Mundial, con el riesgo de desencadenar una Tercera Guerra Mundial.
Expectativas internacionales y sorpresas en Washington
Durante una visita reciente de parlamentarios europeos a Estados Unidos, Lia Quartapelle, presidenta del comité de relaciones exteriores de Italia, expresó que anticipaban una “discusión muy tensa” con los republicanos sobre Ucrania. Sin embargo, afirmó: “Lo que encontramos fue una idea clara de los intereses estadounidenses, junto con una disposición a dialogar, comenzando por mantener el apoyo a Ucrania. Eso nos sorprendió”.