Donald Trump ha convertido una disputa migratoria con Colombia en una demostración de poder durante su primera semana como presidente. En lugar de enfocarse en las promesas comerciales de su campaña, priorizó las medidas ejecutivas en materia de migración, eligiendo confrontar no a sus habituales antagonistas como China o México, sino a uno de los aliados más leales de Estados Unidos en la región.
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«No permitiremos que el gobierno colombiano viole sus obligaciones legales con respecto a la aceptación y el regreso de los criminales que forzaron a entrar en Estados Unidos», publicó Trump en sus redes sociales. La disputa se originó cuando Colombia rechazó dos vuelos militares con deportados, solicitando que los retornos se realizaran en aviones civiles.
La respuesta de Trump fue contundente: amenazó con aranceles del 25% sobre productos colombianos, una prohibición de viajes y la revocación «inmediata» de visas para funcionarios del gobierno colombiano, sus aliados y simpatizantes. Todo esto ocurrió en un domingo donde el presidente no tenía apariciones públicas programadas y se encontraba en su resort de Miami después de jugar golf.
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Christopher Landau, candidato de Trump para subsecretario de Estado, ha sostenido que «trabajar con otros países para detener esos flujos migratorios» debe ser un «imperativo global de la política exterior estadounidense». Sin embargo, esta disputa podría complicar la cooperación bilateral, especialmente en zonas críticas como el Tapón del Darién, punto clave en la frontera entre Colombia y Panamá.
Petro respondió inicialmente con firmeza, aclarando que su país no rechazaría a los ciudadanos colombianos deportados, pero exigiendo un «trato digno». El mandatario colombiano incluso ofreció su avión presidencial como medio de transporte alternativo y advirtió que si se suspendían las conversaciones sobre la gestión migratoria en el Darién, «las actividades ilegales aumentarían».
A últimas horas del domingo, el gobierno de Petro anunció que había superado el «impasse» con la Casa Blanca, aceptando recibir a los migrantes deportados bajo los términos estadounidenses. El mandatario colombiano tuvo que retractarse de su amenaza inicial de implementar aranceles similares a los productos estadounidenses, demostrando la efectividad de la presión económica de Trump en lo que parece ser apenas su primer movimiento en política internacional.