El sábado 4 de enero, Rusia prometió «tomar represalias» contra Ucrania después de que, según Moscú, el país disparara la víspera misiles estadounidenses ATACMS, un tipo de ataque presentado por el Kremlin como una línea roja en el conflicto.
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“Estas acciones del régimen de Kiev, que cuenta con el apoyo de sus aliados occidentales, serán objeto de represalias”, advirtió el Ejército ruso en un comunicado.
En las últimas semanas, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha amenazado con ordenar a su ejército que ataque el centro de la ciudad de Kiev en respuesta a los ataques ucranianos con misiles estadounidenses del tipo ATACMS o británicos Storm Shadows, pero hasta ahora no ha cumplido sus amenazas.
A primera hora del sábado, el ejército ruso dijo haber interceptado «ocho misiles ATACMS» dirigidos contra la región rusa de Belgorod, en la frontera con Ucrania, y «72 drones» en el ataque del día anterior. Sin embargo, las fuerzas moscovitas no especificaron si este ataque ucraniano había causado víctimas o daños materiales.
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En noviembre, la administración del presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó el uso de estos misiles por parte de Kiev, después de haberse opuesto a ello durante mucho tiempo, tras el despliegue, de acuerdo con Occidente y Ucrania, de miles de soldados norcoreanos en apoyo de los soldados rusos.
Desde entonces, Kiev ha llevado a cabo varias series de ataques utilizando estos misiles ATACMS de largo alcance, así como Storm Shadows británicos.
Rusia tomó represalias disparando por primera vez un arma hipersónica experimental llamada «Orechnik», prometiendo sistemáticamente «una respuesta» a cada ataque ucraniano de este tipo contra su territorio.
Trump se opone a los ataques contra Rusia
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que regresará a la Casa Blanca el 20 de enero, dijo a mediados de diciembre que se oponía «vehementemente» al uso de misiles estadounidenses ATACMS por parte del ejército ucraniano, alegando una «intensificación» y un «empeoramiento» del conflicto.
Cerca de la frontera ucraniana, dos personas resultaron heridas en un ataque de un dron ucraniano en la localidad de Chebekino, según el gobernador de la región rusa de Belgorod, Viacheslav Gladkov.
En el frente, un ataque ucraniano hirió al menos a diez personas en la ciudad de Gorlivka, en territorio ocupado por Moscú en el este de Ucrania, según su alcalde, Ivan Prikhodko. Más al norte, el ejército ruso reivindicó el sábado la toma de la pequeña localidad de Nadiya, en la región ucraniana de Lugansk, que se anexionó en 2022 y que ahora controla casi en su totalidad. Por último, cuatro personas resultaron heridas en un ataque de un dron ruso en el sur del país, según el jefe de la administración militar municipal de la gran ciudad de Kherson, Roman Mrotchko.
En Rusia, los servicios de seguridad (FSB) anunciaron el sábado la detención de cuatro menores sospechosos de planear un atentado «contra lugares populares» en Ekaterimburgo, en los Urales.
Desde el comienzo del conflicto en Ucrania, en febrero de 2022, los organismos de seguridad rusos han anunciado con frecuencia la detención de personas sospechosas de colaborar con Kiev.
Los juicios por «traición», «terrorismo», «sabotaje» o «espionaje», que siempre conllevan duras penas, se han multiplicado en el país. Miles de personas han sido castigadas, amenazadas o encarceladas por su oposición al conflicto en Ucrania.
