Candace Chapman Scott, de 37 años, fue condenada a 15 años de prisión por dirigir una macabra trama de venta de partes humanas en Estados Unidos. La ex empleada de una funeraria de Alabama admitió haber vendido restos humanos, incluidos fetos, a Jeremy Lee Pauley, un coleccionista de Pensilvania.

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La trama salió a la luz después de que las investigaciones revelaran que Scott utilizaba restos procedentes del Programa de Donación Anatómica de la Universidad de Arkansas. Pauley, conocido por sus tatuajes y piercings, se describía a sí mismo como un «coleccionista de curiosidades» y supuestamente pagó más de 10.000 dólares por 24 cajas que contenían cráneos, cerebros y otros órganos.

Entre octubre de 2021 y julio de 2022, Scott operó un esquema que incluía la venta de varias partes humanas, enviadas por transporte interestatal. Las investigaciones indicaron que la conexión entre los implicados tuvo lugar en un grupo de Facebook, donde el comercio de restos humanos se hacía abiertamente.

Durante la vista, el juez Brian S. Miller calificó el caso de «uno de los peores que he presenciado». Además de tráfico de restos humanos, Scott fue condenada por conspiración para cometer fraude postal, lo que añade gravedad a sus delitos.

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La revelación de los crímenes generó gran indignación, especialmente entre los familiares de las víctimas cuyos restos habían sido manipulados. Una de las madres afectadas, Doneysha Smith, expresó su dolor al descubrir que las cenizas de su bebé, Lux Siloam, habían sido sustituidas. «Es devastador imaginar que mi hijo fue enviado por correo como si fuera un simple paquete», dijo.

El fiscal Jonathan D. Ross también hizo hincapié en el impacto emocional en las familias, describiendo el crimen como «inimaginable». La investigación también reveló que Scott almacenaba partes humanas en su lugar de trabajo e incluso informó a Pauley de que se entregarían cenizas incorrectas a las familias.

Jeremy Lee Pauley, que admitió su participación en la estafa, espera su sentencia en libertad condicional. Las autoridades también han detectado otros casos similares en instituciones de renombre, como la Facultad de Medicina de Harvard, lo que hace temer la existencia de una red ilegal de tráfico de restos humanos en Estados Unidos.

El FBI, que dirigió las investigaciones, calificó el caso de «horrible y repulsivo», reforzando su compromiso de llevar ante la justicia a todos los implicados. La condena de Scott pone fin a una parte de este inquietante episodio, pero las investigaciones sobre el alcance de esta red siguen en curso.