El último informe de Transparencia Internacional revela un panorama sombrío en la lucha global contra la corrupción, con una degradación significativa tanto en Europa como en América Latina. La evaluación de 2024 destaca un retroceso sin precedentes en el continente europeo y una caída histórica de Brasil en el ranking mundial.
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El documento, que sirve como termómetro de la integridad gubernamental a nivel global, señala una paradoja inquietante: mientras Europa enfrenta desafíos cruciales como la crisis climática y la sobrecarga de servicios públicos, su capacidad para combatir la corrupción se debilita progresivamente. La puntuación media de 64 para Europa Occidental y la UE refleja un declive sostenido que afecta incluso a las naciones tradicionalmente ejemplares.
El deterioro alcanza a potencias económicas como Alemania y Francia, esta última experimentando una caída histórica que refleja una profunda crisis de confianza política. Más alarmante aún resulta el descenso de los países nórdicos, tradicionalmente líderes en transparencia, con Noruega y Suecia registrando sus peores puntuaciones históricas.
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El informe de este año pone especial énfasis en la correlación entre corrupción y crisis climática. Señala cómo las deficiencias en las estructuras de integridad han permitido que grupos de presión corporativos influyan en las políticas ambientales, citando como ejemplo la reducción de las metas de emisión de CO2 en Europa tras la presión de lobbies petroleros.
La situación de Francia merece especial atención, con un declive sin precedentes que la sitúa por debajo de la media de las democracias plenas. La ausencia notable de la lucha anticorrupción en el debate público de 2024, junto con escándalos políticos de alto perfil y el incumplimiento de promesas presidenciales, ha erosionado significativamente la confianza pública.
Por su parte, Brasil registra su peor posición histórica en el Índice de Percepción de la Corrupción. Entre los factores críticos destacan el silencio del presidente Lula sobre políticas anticorrupción, la controversial renegociación de acuerdos de clemencia empresarial y la permanencia en el cargo de funcionarios indiciados por corrupción.
No obstante, el informe reconoce algunos avances positivos en Brasil durante 2024, incluyendo decisiones del Supremo Tribunal Federal para aumentar la transparencia en las enmiendas parlamentarias, la implementación de un nuevo Plan de Integridad por la Contraloría General, y progresos en la lucha contra la deforestación y la minería ilegal.
El panorama global sugiere una tendencia preocupante donde la lucha contra la corrupción pierde terreno frente a otros desafíos políticos y económicos. La interconexión entre corrupción, crisis climática y debilitamiento democrático emerge como un desafío central que requiere una respuesta coordinada y sostenida a nivel internacional.