Trump celebra avances diplomáticos tras sus conversaciones con Putin y Zelenskyy, mientras expertos advierten sobre las verdaderas intenciones rusas. La inminente reunión en Múnich pondrá a prueba la capacidad negociadora de las partes, en un momento donde las expectativas ucranianas se ven presionadas a la baja.
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Las exigencias rusas van más allá del control territorial y apuntan hacia una transformación profunda de Ucrania, mientras buscan reducir la influencia occidental en la región. Los analistas señalan que Moscú persigue objetivos maximalistas que incluyen el cambio de régimen en Kiev y la neutralización de la influencia de la OTAN.
Putin aprovecha su posición de fuerza y la disposición de Trump para negociar, mientras mantiene una agenda que contempla la federalización de Ucrania y su desarme. La estrategia del Kremlin busca negociar directamente con Washington, marginando a Europa y Kiev de las decisiones fundamentales sobre el futuro del conflicto.
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Los expertos advierten que la paz que busca Moscú implica una reestructuración completa del orden regional, donde Rusia recuperaría su esfera de influencia. La visión de Putin incluye el debilitamiento de la solidaridad euro-atlántica y el establecimiento de un nuevo equilibrio de poder favorable a sus intereses históricos.
La comunidad internacional observa con preocupación cómo las negociaciones podrían resultar en concesiones significativas por parte de Ucrania, mientras Zelenskyy insiste en su participación directa. El futuro del conflicto parece inclinarse hacia los intereses rusos, con implicaciones profundas para el orden geopolítico europeo.