El régimen iraní envía una señal contundente de desafío y preparación ante cualquier amenaza estadounidense. El ayatolá Ali Khamenei ha dejado claro que Irán no tolerará provocaciones militares y está dispuesto a responder con acciones recíprocas e inmediatas.

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Su mensaje es inequívoco: cualquier ataque a la seguridad iraní provocará una respuesta directa y sin contemplaciones. La negativa a negociar con Washington refleja una postura de máxima desconfianza, argumentando que los estadounidenses ya han demostrado ser poco fiables al romper unilateralmente el acuerdo nuclear de 2015.

La estrategia de Irán va más allá de la retórica. El nombramiento de Naim Qassem como representante en Líbano y las reuniones con líderes de Hamas demuestran una diplomacia activa que busca fortalecer sus alianzas regionales, especialmente frente a Israel.

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La región observa con preocupación esta escalada de tensiones, donde un mal cálculo podría desencadenar consecuencias geopolíticas imprevisibles.