Donald Trump está listo para imponer aranceles a las importaciones de China, México y Canadá, en lo que representa su movimiento comercial más agresivo hasta la fecha. Esta decisión marca una escalada sin precedentes en su política proteccionista, afectando bienes por un valor de $1,4 billones.

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Los aranceles, que triplican el volumen de productos gravados durante su primer mandato, ponen a prueba la estrategia económica de Trump y podrían tener consecuencias directas en los precios al consumidor, la estabilidad del mercado financiero y el crecimiento económico.

Un riesgo económico significativo

Si bien Trump y sus asesores defienden la medida como un mecanismo de presión comercial, economistas advierten que podría ser un error costoso. En un contexto de inflación persistente, los nuevos aranceles encarecerán productos esenciales, lo que afectará directamente a los ciudadanos estadounidenses.

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Mary Lovely, investigadora del Peterson Institute for International Economics, calificó la estrategia de Trump como «una apuesta muy peligrosa». Según ella, la medida podría desestabilizar la economía y generar inflación, un problema que ya preocupa a la Reserva Federal.

El Wall Street Journal también criticó la decisión en un editorial titulado “La guerra comercial más estúpida de la historia”, argumentando que atacar a Canadá y México con aranceles no tiene una justificación lógica y podría terminar perjudicando a la propia economía estadounidense.

Un contexto diferente al de su primer mandato

Trump ha defendido las tarifas como una herramienta clave para reducir el déficit comercial y frenar la inmigración ilegal. Durante su primera presidencia, impuso aranceles sin causar una inflación significativa, lo que sus aliados han señalado como una prueba de que la estrategia es efectiva.

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Pero el panorama ha cambiado. En su primer mandato, las tarifas afectaron productos por $380.000 millones, mientras que ahora la cifra supera los $1,4 billones. Además, la inflación no era un problema crítico en aquel entonces, mientras que hoy los consumidores ya lidian con precios elevados en alimentos, combustible y productos básicos.

Golpe a la industria y al consumidor

La aplicación de estos aranceles podría generar un fuerte impacto en sectores clave, especialmente en el manufacturero. Christine McDaniel, analista de la Universidad George Mason y exfuncionaria del gobierno de George W. Bush, advirtió que imponer tarifas del 25% a los mayores socios comerciales de EE.UU. podría afectar gravemente la economía regional.

«Depender de una América del Norte integrada nos ha beneficiado por décadas. Sabotear eso con tarifas es como dispararse en el pie», explicó McDaniel.

La industria automotriz es un claro ejemplo de esta interdependencia. Un automóvil fabricado en EE.UU. depende de piezas que cruzan la frontera varias veces antes de llegar a las concesionarias. Según un informe de Wolfe Research, los aranceles podrían encarecer los vehículos en hasta $3.000, afectando tanto a fabricantes como a consumidores.

Alimentos y gasolina en la mira

Los aranceles también amenazan con encarecer los productos básicos. México es el principal proveedor de frutas y verduras para EE.UU., mientras que Canadá lidera las exportaciones de carne, azúcar y granos.

Lovely advirtió que estos impuestos inevitablemente aumentarán los precios en supermercados. «No se puede aplicar un arancel de esta magnitud sin que se refleje en el precio final», dijo.

El sector energético también está en alerta. Canadá es la mayor fuente extranjera de petróleo para EE.UU., y los aranceles podrían elevar el costo de la gasolina en el Medio Oeste, los Grandes Lagos y las Montañas Rocosas. Para mitigar el impacto, la Casa Blanca redujo los aranceles sobre la energía canadiense al 10%, en lugar del 25% general.

Efecto en cadena y reacción de los mercados

El impacto de los aranceles no será inmediato, sino progresivo. Según Lovely, los precios irán subiendo gradualmente en distintos sectores. «Primero lo veremos en las tiendas de alimentos, luego en las ferreterías y finalmente en el costo de vida en general», explicó.

Además del encarecimiento de los productos importados, la posibilidad de represalias por parte de China, Canadá y México podría agravar la situación. Gregory Daco, economista jefe de EY, estima que los nuevos aranceles podrían reducir el crecimiento del PIB en 1,5 puntos porcentuales en 2025 y 2,1 puntos en 2026.

«Las tarifas a este nivel podrían generar un choque económico con efectos inflacionarios y volatilidad en los mercados financieros», advirtió Daco en un informe reciente.

¿Cómo reaccionará la Reserva Federal?

Uno de los factores clave será la respuesta de la Reserva Federal. Jerome Powell, presidente del banco central, ha señalado que cualquier aumento sostenido en los precios podría afectar su política monetaria.

Si las tarifas elevan las expectativas de inflación, la Fed podría retrasar los recortes en las tasas de interés, prolongando el endurecimiento de las condiciones financieras. «Si los consumidores comienzan a percibir que los precios subirán sin freno, la Fed podría verse obligada a actuar con más dureza», advirtió Daco.

Un camino incierto

Todavía es difícil prever cómo se desarrollará esta situación. Existen muchas variables en juego, incluyendo la respuesta de las cadenas de suministro y la posibilidad de negociaciones diplomáticas que reduzcan el impacto de los aranceles.

No obstante, lo que es evidente es que Trump está asumiendo un riesgo económico considerable. Nunca antes un presidente había impuesto tarifas de esta magnitud sobre un volumen tan grande de importaciones.

Joe Brusuelas, economista jefe de RSM, alertó que «el gobierno está jugando con fuego». Si los mercados reaccionan negativamente y la inflación repunta, la estrategia de Trump podría convertirse en un problema político en plena campaña electoral.

A medida que la situación evoluciona, los votantes seguirán de cerca cómo estos aranceles impactan su economía diaria. La gran incógnita es si Trump logrará usar esta política a su favor o si terminará enfrentando el costo político de una guerra comercial que podría salirle cara.