El gobierno ruso emitió este lunes 17 de febrero una firme amenaza hacia Italia, asegurando que las recientes declaraciones realizadas por el presidente Sergio Mattarella en el ámbito académico de Marsella no quedarán impunes. La tensión diplomática entre ambos países se intensifica tras este nuevo cruce de acusaciones históricas.
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Las contundentes palabras provinieron de Maria Zakharova, vocera oficial de la cancillería rusa, quien ya había expresado su indignación el pasado viernes 14 ante el paralelismo trazado por Mattarella entre la actual intervención militar en Ucrania y la Alemania nazi. El tono de la funcionaria rusa evidencia un claro endurecimiento de la postura del Kremlin hacia uno de los socios clave de la OTAN en el Mediterráneo.
«Semejantes declaraciones jamás quedarán sin respuesta», advirtió tajantemente Zakharova según reportó la agencia Ria Novosti, mientras cuestionaba la legitimidad histórica del mandatario italiano para realizar tales comparaciones. La diplomática rusa subrayó con tono mordaz que Mattarella «ignora cuántos militares italianos, bajo el emblema del fascismo, masacraron a generaciones enteras de ciudadanos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial».
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La representante del Ministerio de Exteriores ruso también puso en duda la pertinencia cronológica de las declaraciones de Mattarella, considerando especialmente el contexto histórico actual. La funcionaria hizo especial hincapié en cómo tales afirmaciones se produjeron precisamente durante las conmemoraciones del 80° aniversario de la victoria soviética, momento particularmente sensible para la memoria colectiva rusa.
«Esta victoria [sobre el nazismo] fue construida con el sacrificio de millones de vidas soviéticas que no solamente liberaron nuestro propio territorio, sino que también salvaron a Europa occidental, incluida Italia, de la ocupación nazi», sentenció con firmeza la portavoz del gobierno de Vladimir Putin. Con estas palabras, Zakharova busca recordar el papel determinante de la URSS en la derrota del fascismo, minimizando implícitamente la contribución italiana en el bando aliado.
El Palacio del Quirinal, sede institucional de la presidencia italiana, ha optado por mantener silencio diplomático ante este nuevo episodio de tensión bilateral, evitando así una escalada verbal que podría complicar aún más las ya deterioradas relaciones entre Roma y Moscú. Esta estrategia de no respuesta evidencia la complejidad del momento político actual y la delicada posición de Italia como miembro de la OTAN y la UE.
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Durante su intervención del pasado 5 de febrero en la Universidad de Marsella, Mattarella realizó una controvertida comparación entre la invasión rusa en Ucrania y las ambiciones expansionistas del Tercer Reich, manifestando además su preocupación por el auge de tendencias autoritarias en diversos países. El presidente italiano, conocido por su mesurada oratoria, planteó que ciertos regímenes «han sido seducidos por la ilusoria eficacia de sistemas despóticos para proteger intereses nacionales», declaración interpretada como una clara alusión al gobierno ruso.
El jefe de estado italiano también lamentó en aquel discurso que «el espíritu de confrontación haya reemplazado la cooperación internacional» y que las «guerras de conquista territorial», reminiscentes del expansionismo nazi en Europa, hayan resurgido en el continente. «La agresión rusa contra Ucrania responde exactamente a esta misma naturaleza imperialista», concluyó Mattarella, palabras que han desencadenado esta crisis diplomática con imprevisibles consecuencias para las relaciones bilaterales entre ambos países.