En un nuevo capítulo de la saga mediática entre la realeza británica y la política estadounidense, Donald Trump ha roto su silencio sobre el príncipe Harry. El presidente no solo descartó su deportación, sino que aprovechó para lanzar dardos contra Meghan Markle.
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Con su característico estilo directo, Trump manifestó: «Lo dejaré en paz. Él ya tiene demasiados problemas con su esposa. Ella es terrible». Esta declaración se suma a años de tensiones entre el matrimonio y el político republicano.
La polémica adquiere tintes legales con la intervención de la Heritage Foundation. Este grupo conservador de Washington cuestiona el estatus migratorio de Harry, alegando posibles omisiones en su solicitud de visa, específicamente sobre antecedentes de consumo de drogas.
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La fundación exige transparencia gubernamental, argumentando que las leyes migratorias deben aplicarse uniformemente. Mientras tanto, Harry y Meghan continúan su vida en California, lejos de los protocolos de la corona británica.
En un giro inesperado, Trump no se limitó a criticar, sino que también mostró su lado conciliador al elogiar al príncipe William. «Creo que William es un gran joven», declaró, contrastando con la relación fracturada entre los hermanos reales.
La declaración de Trump reactiva el debate sobre la compleja dinámica familiar de los Windsor y su impacto mediático internacional, revelando una vez más la capacidad del expresidente para generar titulares polémicos.