Este lunes, las potencias en conflicto se sientan a negociar en suelo saudí. En la mesa de Riad, representantes estadounidenses y rusos buscan destrabar un posible alto al fuego en Ucrania, con especial foco en proteger infraestructuras energéticas críticas. Las primeras rondas de diálogo ya muestran señales alentadoras.

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Del lado ucraniano, el ministro de Defensa Rustem Umerov lidera las conversaciones, mientras Moscú envía a dos pesos pesados de su aparato de seguridad. Volodymyr Zelenski, en su habitual mensaje nocturno, reconoció el trabajo conjunto con Washington pero lanzó un dardo envenenado: «Putin tiene la llave para detener esta guerra que él mismo inició».

El tablero marítimo

Un alto funcionario de la Casa Blanca sorprendió al revelar avances concretos: «Estamos más cerca que nunca de silenciar los cañones». El foco ahora está en estabilizar la situación en aguas del Mar Negro y definir líneas de control permanentes. Los detalles técnicos —incluyendo monitoreo internacional y congelamiento de posiciones— ocupan la agenda.

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Estas aguas son vitales para Ucrania (por sus exportaciones de grano) y para Rusia (como ruta estratégica). Tras el colapso del acuerdo cerealero en 2023, los ataques a puertos ucranianos dispararon los precios globales de alimentos. Ahora, negociar una tregua marítima en Riad busca dos objetivos: garantizar el flujo de cereales y reducir la escalada militar. Sin embargo, Rusia insiste en vincular cualquier avance al levantamiento de sanciones occidentales.

Pero la realidad en el terreno contradice el optimismo diplomático. Mientras se habla de paz, misiles rusos siguen cayendo sobre barrios residenciales. El último ataque con drones sobre Kiev obligó a Zelenski a redoblar su reclamo: «Necesitamos defensas antiaéreas, no solo palabras de apoyo».

El grano y la geopolítica

Entre los temas espinosos destaca la posible reactivación del corredor cerealero. Este acuerdo, vital para alimentar a millones, colapsó en 2022 cuando Moscú abandonó el pacto. Su restablecimiento podría ser la primera señal tangible de distensión, aunque Zelenski advierte: «La tregua solo será real cuando Rusia deje de jugar con vidas humanas».

Mientras, el Kremlin mantiene su doble juego: negociar mientras intensifica la presión militar. Una estrategia que prueba la paciencia de Occidente y la resistencia ucraniana.