Thamirys Nunes, madre de Agatha, una niña trans, se ha enfrentado a un viaje marcado por retos y lecciones para aceptar la identidad de género de su hija. A los tres años, expresó su deseo de ser una niña, desencadenando un proceso de autodescubrimiento y transformación para toda la familia.
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En una entrevista con Marie Claire, Thamirys contó que su hija le preguntó si podía morir para volver a nacer niña. “En ese momento, simplemente le dije que no se muriera, porque encontraríamos la manera”, recordó.
A partir de entonces, la madre inició un proceso de deconstrucción de sus propios prejuicios y de búsqueda de información sobre la comunidad trans. «En aquel momento, yo era muy conservadora, sin conocimientos sobre la comunidad y con un patrón familiar cisgénero. Aceptar y comprender que mi hija pedía ayuda fue muy difícil. Me deprimí porque lo único que siempre había querido era un hijo varón y vi cómo mi querido niño se iba”, agregó.
Aceptarlo no fue fácil. Thamirys se enfrentó a la resistencia de amigos y familiares, así como a dudas sobre cómo criar a un niño trans. “Me llamaron loca. La directora me dijo que necesitaba ocupar mi mente, cuestionando mi capacidad para ser madre. Dudaba de mi cordura y me culpaba a mí misma”, explicó.
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A pesar de las dificultades, la madre decidió dar prioridad al bienestar de Agatha y buscar apoyo profesional. La familia inició un proceso de asesoramiento psicológico y la niña empezó a asistir a terapias especializadas. “Fue la forma que encontré de desahogar esa tristeza, mis miedos e inseguridades, sin interferir en su felicidad de ser ella misma”, afirmó.
Transfobia
Aunque la pequeña cuenta con el apoyo de su familia, Thamirys reveló que su hija ya se ha enfrentado a varias situaciones de prejuicio: “Cuando tenía cinco años, estaba en el colegio y estaba rodeada de alumnos mayores de sexto curso. Le dijeron: ‘A las chicas con pene les pegan. Si vuelves, te pegarán’. Siempre que pasa por aquí, hablamos, pero no insisto en el tema de la violencia para no causar ansiedad o inseguridad. Pero ese es mi mayor miedo, sufrir. Tengo miedo de que sufra porque la gente diga que no es una chica de verdad o que es un error, un pecado”.
Con el tiempo, la familia ha conseguido superar muchos obstáculos y celebrar pequeños logros, como cambiar el nombre de Agatha en sus documentos. Su madre insiste en la importancia de respetar los tiempos de cada persona y de buscar información fiable sobre la transición de género.
«Hoy pienso más en sus necesidades y no tengo tanta ansiedad por el futuro para no provocarla. Sólo tiene nueve años. Puedo decirle que cuando llegue la edad para estos protocolos, como el bloqueo hormonal al inicio de la pubertad y el protocolo hormonal a los 16, lo evaluaremos tanto a través de conversaciones con ella como con un equipo médico. Pero será ella quien decida si es algo que quiere”, dijo su madre.