El decreto presidencial de Vladimir Putin para 2025 ha establecido un nuevo marco de entrenamiento militar que amplía significativamente el alcance de las convocatorias. La medida contempla un espectro etario que va desde reservistas de 50 años hasta altos mandos que podrían ser llamados incluso a los 70 años, marcando un cambio sustancial en la estrategia militar rusa.
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La intensificación de estos entrenamientos, que tradicionalmente se realizaban de forma anual, refleja una adaptación al contexto bélico actual. El incremento de las multas por inasistencia a 30 mil rublos y la extensión de las edades máximas para el servicio militar señalan una postura más rigurosa del gobierno.
La anticipación inusual en la programación de estos ejercicios ha generado debate en las plataformas sociales rusas. Un aspecto particularmente controvertido son las dos disposiciones clasificadas del decreto, cuyo contenido permanece en secreto bajo la etiqueta «Solo para uso oficial». En el entorno digital ruso, los usuarios expresan abiertamente su preocupación por una posible nueva movilización.
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La transformación del sistema de entrenamiento militar ruso ha sido radical. Lo que antes era un requisito formal con sanciones mínimas se ha convertido en un programa intensivo y continuo, según explica Artyom Klyga, representante legal de los objetores de conciencia. Este cambio parece responder a la necesidad de compensar el desgaste de las fuerzas armadas en el conflicto actual.
Los ejercicios de defensa se han convertido en una herramienta potencial para el reclutamiento activo, facilitando la incorporación de personal mediante diversos mecanismos de presión. El sistema también sirve para actualizar rangos y especializaciones, optimizando la planificación de futuras movilizaciones.
Las autoridades mantienen activa la posibilidad de salir del país antes de las evaluaciones médicas, aunque esto podría cambiar con la implementación del nuevo sistema digital de reclutamiento. El ex parlamentario Yevgeny Stupin advierte sobre la ambigüedad en las garantías oficiales, señalando que el decreto permite el servicio en la Guardia Nacional y el FSB.
A pesar de las declaraciones oficiales que niegan planes de movilización adicional, el panorama sugiere una expansión continua de las fuerzas armadas. Aunque se reportan avances en el frente oriental ucraniano, expertos como Leviev señalan una disminución en la intensidad de las operaciones y destacan la dificultad para compensar la escasez de oficiales.
El debate en la Duma se ha intensificado, con voces que abogan por preparativos ante un posible conflicto con Occidente. Esta postura, expresada por figuras como Zhuravlyov, sugiere una estrategia de preparación militar más amplia y preventiva.
Según el análisis de Stupin, más que una señal para Occidente, estas medidas parecen dirigidas a obtener resultados inmediatos en el frente de batalla, combinando el reclutamiento regular con la retención de personal movilizado y la utilización de reservistas.